El cine es más versátil de lo que uno cree. En la micro, en la radio, fiestas o en conversaciones con amigos, es posible entablar discusiones y debatir cuál es la mejor cinta de todos los tiempos o el gran estreno del día jueves.
Hay personas que ven una película y luego de un mes no recuerda ni el nombre ni el final. Yo no. Para ser sincero, selecciono lo que veo de acuerdo a críticas, su reparto, director, temática y comentarios de expertos y amigos con gustos similares a los míos, esperando poder encontrarme en algún momento con una obra digna de recordar. El 80% de las veces no me va muy bien, y sólo veo una película buena pero relativamente normal; el 15% me toca observar algo de la mitad hacia abajo, incluso si tengo mala suerte, presencio un bodrio y quedo con dolor de cabeza ante lo insufrible que un film puede llegar a ser, esperando que termine luego o que el final sea lo suficientemente espectacular para justificar las dos horas frente al televisor, porque soy justo, por mala que sea, siempre termino de ver una película; y está aquel 5% restante, aquel porcentaje que te recuerda la magia que puede llegar a tener la hora y media (o más) de emociones que sólo tú y otros afortunados pueden disfrutar. Es el recordar las citas, conversaciones, reflexionar acerca del comportamiento de los protagonistas, buscar las locaciones de películas en cualquier ciudad que puedas visitar, obtener "merchandising" y ver una y otra vez la película en el cine, en la comodidad de tu DVD o cuando la pasan por televisión.
Con amigos y el respectivo vaso en la mano, hemos pasado horas rememorando escenas y diálogos cinéfilos, evocando al famoso monólogo sobre los superhéroes en Kill Bill vol. 2, los disparos en el restaurante para The Godfather, los mensajes ocultos en "The Shining" o el entrenamiento del semental italiano en la saga de Rocky, escuchando "Gonna fly now" de fondo. Son códigos de amistad, escenas y bandas sonoras que nos unen y emocionan, a las que damos gran valor pero que no todos comprenden, entendiendo que hay (y que ojalá no los hubiese) aquellos que encuentran "lentas"las películas de Tarantino e infartantemente buena la saga de Twilight. Pero bueno, es cine, y es para todos los gustos y público, sin importar edad ni clase social.
Acción!!!
Toda la razón mi buen amigo, una película puede cambiar tu vida, yo he perdido la cuenta de cuantas veces he rayado con determinadas cintas, así que seguiré leyendo tus críticas, a ver si encuentro otra historia por la que valga la pena volverme loca.
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